El día de hoy, viernes 10 de noviembre, Morena finalmente hará público quienes serán los aspirantes a la candidatura del partido para la gubernatura de 9 entidades. Claudia Sheinbaum, como líder política del Movimiento, le ha tocado conciliar, generar unidad y hacer acuerdos políticos en favor de la cohesión partidista.
No obstante lo anterior, su liderazgo ha dejado mucho que desear. El día de ayer, en la Arena México, en un evento dirigido a la militancia morenista de la Ciudad de México, se presentó una guerra de porras entre Clara Brugada y Omar García. El único resultado claro en esta pelea entre grupos políticos, es la debilidad política de Claudia Sheinbaum.
Evidentemente la decisión de la coordinadora nacional de impulsar la candidatura del ex secretario de Seguridad Ciudadana no solo enojó a los “duros” de Morena, sino que también los puso contra ella. Luego entonces, habría que preguntarse por qué Claudia Sheinbaum no ha podido imponer candidato; algunos apuntan a Palacio Nacional cuando buscan una respuesta.
Una cosa es recibir el bastón de mando del presidente López Obrador y otra cosa es realmente tener el mando del partido político. Se acabaron los tiempos de la disciplina partidista en donde “el que se mueva, no sale en la foto”. Estos tiempos se diluyen en la medida en la que el caudillo político más importante de los últimos 60 años comienza a ceder el poder.
Y es que no importa cuantas veces tenga que repetir “Unidad, unidad, unidad”, toda vez que Claudia no representa lo mismo que AMLO no logrará los mismos resultados. Un claro ejemplo de ello es la incapacidad de la doctora de sumar a Marcelo Ebrard y su equipo al proyecto político.
Como resultado de lo anterior, la senadora morenista Lucy Meza anunció su incorporación al Frente Amplio por México con el objetivo de buscar la candidatura por la gubernatura de Morelos. La misma suerte está corriendo con los senadores y diputados de El Camino de México, quienes cada vez se muestran más críticos de las políticas morenistas. Finalmente, concluyo asegurando que el poder compartido no es poder, es debilidad.