Morena tiene mucha prisa. Este cierre de periodo ordinario de sesiones presenciamos una nueva versión de la aplanadora priista de aquellas épocas en donde el PRI era el partido hegemónico. A muchos parlamentarios les daría envidia el proceso legislativo que tenemos en México. De martes a miércoles – en una sesión maratónica – la Cámara de Diputados aprobó ocho reformas legislativas de alto impacto.
Primero que nada, con una iniciativa que presentó el diputado Emmanuel Reyes Carmona, presidente de la Comisión de Salud, se reformó la Ley General de Salud y extinguió sin más el Instituto de Salud para el Bienestar. En su lugar quedó, lo que muchos ya sabíamos, el IMSS-Bienestar. No obstante, con un procedimiento abreviado, sin un análisis jurídico y financiero, desaparecieron el instituto que nos llevaría a Dinamarca, según el propio presidente.
En papel, todos los recursos financieros y materiales pasarían al IMSS-Bienestar. Sin embargo, con este ajuste nadie estaría responsabilizándose de todos los errores del INSABI. Empezando con los recursos del Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos del Seguro Popular con los que el INSABI arrancaría sus operaciones, simple y sencillamente se perdieron. La compra de medicamentos vía el mecanismo UNOPS, la escasez de medicamentos para niños con cáncer, y la delegación de recursos estatales para otorgar los servicios fueron esfuerzos infructuosos.
Hoy la tarea de otorgar medicamentos y servicios gratuitos de salud a las personas sin seguridad social queda en manos de Zoé Robledo, fuerte aspirante a la gubernatura de Chiapas. Será posible que nos lleve a Dinamarca sin tirar por la borda al propio IMSS. Algunos dirán que es de sabios cambiar de opinión y que más vale rectificar a seguir con el INSABI; sin embargo, lo que nosotros como gobernados no podemos perdonar es que se haya jugado con el sistema de salud, y tirado a la basura lo que sí funcionaba como el Seguro Popular, mientras ocurría una pandemia que dejó una huella de mortalidad histórica.
Así como el INSABI, los diputados reformaron leyes para que las concesiones de vías férreas las detenga permanente el Estado (la reforma para que el Tren Maya sea administrado por el Ejército), se reformaron diversas disposiciones en materia de seguridad del espacio aéreo, la extinción de la Financiera Rural y la expedición de la Ley General en Materia de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación, entre otras. Mientras el pueblo de México dormía se cometía un fraude democrático al proceso legislativo. La aplanadora se hizo presente.