“Ser mujer” y “ser madre” no siempre se escriben con la misma pluma.

El significado de la palabra “mujer” ha sido definido bajo muchas plumas, muchos juicios, muchos hombres, muchas sociedades, muchas expectativas, muchas obligaciones, muchas imposiciones, pero, nunca había sido definida bajo la pregunta “Mujer, ¿qué quieres ser?”. Históricamente, las mujeres hemos sido vinculadas con el concepto de la maternidad. Desde niñas somos educadas a jugar a la casita, a la comidita, a ser bonita, a ser deseable, a cumplir con aquello para lo que naciste: a ser madre. Hoy, la realidad es un poco diferente, hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha brindado una nueva definición.

Por medio de una decisión unánime, la SCJN ha despenalizado el aborto a nivel federal en todo el país. Ahora, todas las instituciones de salud pública federales como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o Petróleos Mexicanos (PEMEX), deben ofrecer el servicio de la interrupción del embarazo de manera gratuita. Además, el personal médico que lo imparta no deberá de ser criminalizado.

Este logro no es aislado y sin antecedentes. Hace dos años, la Suprema Corte dictaminó que ninguna mujer podría ir a la cárcel por abortar y, también, ordenó al Estado de Coahuila cambiar su código penal para que retirara de sus legislaciones las penas por interrumpir el embarazo. Imaginemos, ¡qué terrible y qué arcaico suena! Ser privada de la libertad física por no haber podido ejercer la libertad de decidir si quieres o si puedes ser madre.

El primer paso fue dado, ahora hay que trabajar en congruencia con esta decisión. Por ejemplo, se debe modificar el Código Penal Federal para eliminar el delito del aborto en su artículo 329 y 330 que contemplan de uno a tres años de pena para los que “hagan abortar a una mujer aunque sea con su consentimiento”. La implementación de estos cambios sigue siendo un reto. El CONEVAL demostró que los mexicanos tienen un menor acceso a los servicios de salud. Entonces, implicaría que las mujeres tendrían un menor acceso a que se les otorgue el derecho y el servicio de la interrupción del embarazo. El sistema de salud tiene que mejorar para que se pueda otorgar este derecho a quien lo solicite.

Hay un camino todavía largo por recorrer, pero cualquier paso en esta lucha es una gran victoria. Hoy, la ministra Piña y la SCJN nos han regresado la pluma para escribir nuestro propio concepto de ser mujer y por eso, gracias.

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