La carrera por la sucesión presidencial oficialmente ya inició, las ‘corcholatas’ ya dejaron sus funciones públicas a solicitud del líder de la 4T y hay un enemigo público número uno en común: la Suprema Corte de Justicia de la Nación. De acuerdo con el politólogo alemán Jan-Werner Müller este último es un elemento esencial en la fórmula populista: por un lado los representantes legítimos de los intereses del pueblo bueno y por el otro los enemigos del movimiento popular que en el discurso oficial únicamente buscan “perpetuar los intereses particulares y oligarcas”.
A casi un año de la contienda electoral del 2024, los aspirantes a la silla presidencial encontraron a su enemigo ideal. Esta semana la Suprema Corte de Justicia (SCJN) terminó por dar el golpe fatal al Plan B Electoral, ya que invalidaron con 9 votos a favor y 2 en contra la segunda parte de las reformas electorales por vicios graves al proceso legislativo. Este acontecimiento es de celebrarse ya que nos muestra que hay un Poder dispuesto a frenar las “aplanadoras mayoritarias” en el Congreso de la Unión. Las únicas dos apologistas de la reforma fueron las ministras Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, ninguna sorpresa en el sentido de su voto.
A pesar de ser un poder autónomo y que cada ministro da razones del sentido de su voto, los políticos de la 4T -empezando por el presidente- se tomaron de manera personal el bateo del Plan B Electoral. La SCJN es un blanco perfecto para los ataques populistas: es el poder más débil de los tres, es el que necesariamente debe estar integrado por personas con formación y trayectoria técnica, sus decisiones no están sujetas a los criterios de la mayoría y su método de designación se aleja de la elección popular directa. La SCJN bajo la presidencia de la ministra Piña desempeñará este último año del sexenio un papel vital para la defensa de nuestra Constitución y nuestro sistema democrático pero no será fácil. Tras la decisión, tanto Adán Augusto como Claudia Sheinbaum despotricaron en contra de la Corte, incluso la ex jefa de Gobierno anunció que irán por el Plan C, una reforma electoral a nivel constitucional con la nueva integración en el Congreso.