La capital mexicana es sede de grandes eventos deportivos, como el Maratón de la CDMX, y este año, ha comenzado la gran carrera por la silla presidencial. En primera posición, de acuerdo con Polls Mx, las “corcholatas” encabezan las preferencias presidenciales del 2024.
Los tres candidatos más populares son de Morena. Ahora, la contienda presidencial no es con otros partidos, sino con los miembros de la familia morenista. La crema y nata de los funcionarios públicos; el canciller, la jefa de Gobierno y el secretario de Gobernación, contienden por perfilarse como el más apto para suceder a Andrés Manuel López Obrador, padre de Morena y líder del “cambio” en México.
Ebrard y Sheinbaum buscan mostrarse como el preferido, o preferida, del presidente y así ganar la simpatía de la población votante. El canciller comenzó a hacer campaña y en Tijuana se caricaturizó, a imagen y semejanza de López Obrador, dejando atrás a los cómicos amlitos e introduciendo a los sospechosos marcelitos. Caín mató a Abel por el favor de Dios, y AMLO se mira muy consentidor con Sheinbaum ¿qué hará Ebrard por el favor de Andrés Manuel?
Sheinbaum se ve en aprietos con las fallas y accidentes que el Metro ha tenido. Esto ha generado que Ebrard la sobrepase en las encuestas, pero no existe tal cosa como la mala publicidad. La alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, fue captada in fraganti con propaganda negativa hacia Sheinbaum. Cuevas apoya a la coalición Va por México, así que suena lógico querer minar a una de los preferiti de AMLO.
La carrera presidencial no ha excluido a personajes de otros deportes. Futbolistas, como Miguel Layún y Giovani Dos Santos, declararon sentirse “agusto con Adán Augusto”. Este intento de publicidad, además de recordar las antiguas artimañas del PVEM con los influencers y conductores de televisión, extrañó a la población y parecería que al mismo jefe de gobierno también.
Mientras Sheinbaum y Ebrard se pisan los talones, Adán Augusto queda un tanto relegado. En fin, la propaganda presidencial no se limita a espectaculares y anuncios pintados en la pared. Ahora, parecería que el término “precampaña” se fusiona con la misma política mexicana y las dinámicas que en ella ocurren.