Los políticos de Morena han aprendido muy bien de su líder moral y actúan conforme a la máxima obradorista “no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”. Esta semana se aprobaron los nombramientos en el INAI en el Senado; se sumarán como comisionados del órgano Yadira Alarcón y Rafael Luna. El hecho debió ser un acontecimiento para celebrarse, ya que mantiene en funcionamiento a un órgano constitucional autónomo esencial para transparentar la vida pública y proteger nuestros datos personales.
Sin embargo, el proceso quedó manchado por la manera en que la Jucopo, de forma autoritaria, impuso a su favorito en contra de las reglas que había determinado el año anterior. En marzo del año pasado, la Jucopo publicó un Acuerdo que establecía las reglas del juego bajo las cuales los aspirantes a comisionados del INAI competirían. El acuerdo, al generar expectativas jurídicas en las personas aspirantes, se volvió en una fuente de derechos y obligaciones, a las cuales debía atenerse la Jucopo.
Conforme al Acuerdo, se constituirían Comisiones evaluadoras que examinarían a las y los aspirantes, las calificarían y procederían a hacer dos listas de cinco finalistas cada una, una lista para aspirantes mujeres y otra de hombres. Posteriormente, la Jucopo debía proponer a una mujer y a un hombre dentro de los diez finalistas para ser aprobados por las dos terceras partes del Pleno. El año pasado, las Comisiones evaluadoras presentaron sus dos listas de finalistas en tiempo y forma, dentro de las cuales Yadira Alarcón sí se encontraba pero Rafael Luna no. Sin embargo, el proceso quedó congelado ante la incapacidad de llegar a acuerdos políticos y sacar adelante los nombramientos.
Ante la premura de aprobar los nombramientos –ya que de no hacerlo este mes el INAI hubiera quedado inoperante por la salida de otro comisionado– la Jucopo decidió presentar sus dos propuestas ante el pleno del Senado. Respecto a la propuesta de Yadira Alarcón no hubo ningún problema, ya que había sido bien calificada y cumplía con el requisito de haber quedado entre las finalistas; sin embargo, la propuesta de Luna generó revuelo, ya que no solamente no se encontraba dentro de los finalistas, era el peor calificado. A pesar de este polémico hecho, dos terceras partes de los senadores presentes aprobaron ambos nombramientos.
La aprobación del nombramiento de Rafael Luna preocupa por las dudas que genera respecto a los méritos y calificaciones que tiene para garantizar el derecho al acceso a la información y protección de datos personales. Aún más preocupante es que, quienes se encargan de hacer las leyes sean incapaces de regirse bajo las mismas reglas que ellos establecieron, defraudando a los aspirantes que concursaron con la expectativa de que éstas se cumplirían.