No se puede hablar con el sordo

El cinco de octubre en el Palacio Nacional, se llevó a cabo el tercer Diálogo de Alto Nivel de Seguridad entre funcionarios de México y Estados Unidos (EE.UU.) con el objetivo de enumerar avances, clarificar posicionamientos de ambas comitivas y proponer soluciones ante las problemáticas de narcotráfico, cooperación económica, migración y tráfico de armas y de personas entre ambos países.

La canciller Alicia Bárcena resaltó los elementos clave para profundizar la cooperación de seguridad entre ambos países en el marco del Entendimiento Bicentenario. Estos elementos incluyen la colaboración para abordar amenazas compartidas como la imparable ola migratoria proveniente de Centroamérica, el tráfico de drogas sintéticas como el fentanilo, la prevención del tráfico de armas, la inversión en la infraestructura fronteriza y contrarrestar la internacionalización de los grupos criminales.

Bárcena puso sobre la mesa de diálogo los temas a trabajar, pero el Gobierno estadounidense solo busca escuchar que México se responsabilice del tráfico de fentanilo y solucione un problema que no reconoce como compartido. Tanto Bárcena como Rosa Icela Rodríguez, secretaria de SSPC, afirmaron que en México no hay laboratorios de fentanilo y que nuestro país no es productor, sino un punto de tránsito internacional. Pero la contraparte estadounidense solo afirmó que el CJNG y el Cártel de Sinaloa son los que la producen.

Anthony Blinken, secretario de Estado de EE.UU., afirmó que el fentanilo representa un desafío global ¿es verdad? ¿Un problema que acoge a los estadounidenses es de mayor relevancia que los derechos humanos violentados de los migrantes internacionales que tratan de cruzar a EE.UU.? Un poquito de perspectiva, por favor. Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., enfatizó que la administración de Biden se opone a la construcción del muro fronterizo, pero ese mismo día el Ejecutivo estadounidense aprobó la construcción de un nuevo tramo del muro en el valle del Río Grande para evitar las entradas ilegales.

El Diálogo de Alto Nivel de Seguridad no fue un diálogo, fue como hablar con una pared. No se puede solucionar un problema bilateral si una de las partes niega su responsabilidad. La comitiva estadounidense aplaudió la extradición de Ovidio Guzmán como si dijeran: “Ya ven, si hacen lo que queremos todo sale bien”. Pero el tráfico de fentanilo no se detuvo con la detención de un criminal, EE.UU. no entiende – ni entenderá – que el crimen organizado es una quimera enraizada en la política y la economía tanto mexicana como estadounidense. Si por ellos fuera, harían lo que hacen en Ecuador: enviar tropas a acabar con los narcos sin importarles la soberanía ni la paz local.

El Diálogo de Alto Nivel mostró que México está dispuesto a cooperar y poner su agenda, como el tráfico de armas de EE.UU. a nuestro país, en la mesa. Pero, es difícil ser escuchado cuando los otros no quieren escuchar. Fue un buen ejercicio diplomático, pero poco se logrará si EE.UU. no se dispone a cooperar.

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