El domingo 27 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la demostración política que Ricardo Monreal pronosticó como “la marcha más grande de la historia”. En compañía de ciudadanos y personajes políticos, como las “corcholatas” presidenciales, AMLO peregrinó hasta el Zócalo para celebrar los logros que su mandato ha alcanzado.
En su discurso, el presidente remembró los beneficios de sus programas sociales y decisiones económicas, aplaudió el éxito de las megaobras del cuatrienio y, no podía faltar, su draconiano compromiso contra la corrupción.
AMLO, el eterno candidato, se mostró como hombre del pueblo que lucha contra el mal gobierno… que él ahora encabeza. Sus datos afirman la felicidad del pueblo pero la rampante inflación, el tardo crecimiento económico y la alarmante inseguridad afirman lo contrario.
Una mentira rezada suficientes veces da la apariencia de verdad. En mi opinión, la Marcha fue una repetición del mismo mantra “Hemos hecho historia, todo está bien y vamos bien”.