Luisa María Alcalde Luján se ha convertido en la segunda mujer en ocupar la secretaría de Estado más importante del país. No obstante la relevancia del nombramiento, la oposición únicamente se ha concentrado en atacarla y descalificarla por ser mujer jóven. Esto es sintomatología del machismo o energía masculina que viste al ejercicio político en México. También hay quienes aseguran que no tiene la capacidad de conducir la política interna de México. Al menos dejan de lado los argumentos juveniles y machistas. En todo caso este sería el argumento que tendríamos que estar discutiendo ¿tiene las credenciales para llevar la titularidad de la Segob?
Alcalde Luján es abogada por la UNAM y maestra en Derecho por la Universidad de Berkeley en California. Fue diputada de Morena (2012-2015). Como legisladora presentó 13 iniciativas de reforma legal, de estas 9 fueron desechadas y ninguna fue aprobada. No fue la legisladora más activa ni efectiva. María Luisa también se desempeñó como la secretaria de Trabajo más jóven y logró hazañas políticas trascendentes. Podemos atribuirle la creación del programa Jóvenes Construyendo el Futuro – política con serias críticas por su efectividad y posibles desvíos de recursos -, distintas negociaciones colectivas en empresas estadounidenses en el marco del T-MEC. También, aunque muy criticado, la secretaria logró el incremento de los salarios mínimos y la reforma para eliminar el outsourcing.
Luisa María llega a un puesto de poder históricamente masculino. Tendrá el reto de representar al presidente en uno de los momentos electorales más tensos de la administración. Deberá tomar decisiones clave en materia de seguridad y gobernabilidad. Es momento de demostrar que la juventud no es sinónimo de incapacidad.