Este 16 y 17 de marzo se llevó a cabo la 86 Convención Bancaria en Mérida, Yucatán. Como en cada edición, los temas económicos y políticos fueron centrales en la discusión pública. Primero que nada, la incertidumbre generada por la quiebra de los bancos estadounidenses, Silicon Valley Bank y Signatura Bank, estuvieron al centro de la conversación.
Esta crisis financiera, aunque se produce de manera local, también crea preocupación en los capitales mexicanos. Desde la crisis financiera inmobiliaria de 2008, los bancos mexicanos son regulados de manera más estricta por las autoridades bancarias. Al menos este argumento también lo sostuvo Jesús de la Fuente, presidente de la CNBV, en su exposición en la apertura de la convención.
También es cierto que la globalización genera preocupaciones globales, pues es innegable que las cadenas productivas se encuentran atadas a diversos países. En este tenor, tanto las autoridades hacendarias como económicas están contentos con este fenómeno llamado relocalización (nearshoring). Mientras los banqueros dicen estar preparados para recibir estos capitales, el gobierno federal asegura que buscarán dar las condiciones económicas para aprovechar este tren. Pero realmente nadie ha tomado el liderazgo en esta relocalización de capitales.
Es lógico que la frontera con Estados Unidos sea nuestra ventaja competitiva frente a los países asiáticos que ofrecen una mano de obra extremadamente barata. Sin embargo, quedará en nuestras autoridades económicas retomar un verdadero plan industrial – como el que dejó Tatiana Clouthier y que no ha querido retomar Raquel Buenrostro – para impulsar el desarrollo económico nacional. Asimismo, el gobierno federal deberá coordinar con las entidades federativas su papel frente a estas inversiones; aprovechar la derrama económica, sin caer en la extorsión y papeleo que es tradición de las autoridades municipales.
Esta edición 86 de la convención bancaria también está llena de un mensaje político importante. El presidente cerró su participación pidiendo que siguieran haciendo negocios los bancos, pero siempre lícitos. Esto tiene una lectura importante: paguen sus impuestos y hagan crecer la economía. La tesis que ha sostenido el mandatario siguió vigente, que los grandes capitales paguen los impuestos correspondientes. Por último, es importante mencionar que el discurso que dará Hillary Clinton en la convención también se debe tomar como un mensaje político positivo de la banca mexicana hacia Estados Unidos.