La falacia económica de la 4T

En esta semana se publicó la más reciente Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH 2022). Por supuesto que la 4T no pudo desaprovechar la oportunidad para asegurar que su modelo de economía moral estaba dando resultados. Y cómo no, si se encontró que los hogares mexicanos perciben en promedio 22,437 pesos; si se encontró un incremento en el ingreso corriente promedio, entre 2020 y 2022, de 11 puntos porcentuales; y si el primer decil de ingresos en el país logró un incremento en sus ingresos corrientes de 20.4% entre 2016 y 2022. No hay duda, son resultados que demuestran la mejoría de los ingresos de la población.

Sería muy miserable no reconocer que afortunadamente para nuestro país los mexicanos cada vez ganan más. Más aún, podemos asegurar que la desigualdad económica se redujo, pues si analizamos el índice Gini encontramos que entre 2018 y 2022 el coeficiente bajó de 0.475 a 0.460 sin contar las transferencias gubernamentales y de 0.426 a 0.402 contando las transferencias públicas. Claro que estamos mejor, ¿pero todo el crédito se lo debe llevar la economía moral? Yo creo que no.

Hay quienes afirman, como el maestro Enrique Quintana y Jorge Castañeda, que el efecto de la economía moral en esta mejoría está sobrevalorado. En primer lugar, el principal componente del ingreso es la fuente del trabajo; por lo que, si las familias mexicanas reciben más ingresos es porque sus salarios han incrementado. De 2016 a 2022, el ingreso por componente laboral incrementó un 15.4%. Por otro lado, el efecto de los programas sociales ha sido positivo, pero marginal. De acuerdo con Quintana “Hay un aumento de 100 por ciento respecto a lo reportado en 2018 y de 59 por ciento respecto al nivel de 2016. Sin embargo, representan sólo el 2.8 por ciento del ingreso total de las familias” por lo que en realidad las transferencias gubernamentales no impactan como imagina el presidente y su séquito.

Finalmente, una vez más, las mujeres son las grandes perdedoras de esta administración. Pues no resta mencionar que la brecha salarial en México todavía persiste, pues se encontró que en promedio las mujeres ganan un 35% menos que los hombres. Además, el sur del país tampoco presentó esa mejoría prometida de los grandes proyectos de infraestructura y programas sociales, pues Chiapas, Oaxaca y Guerrero siguen siendo los estados más pobres en materia de ingresos. En conclusión, ni la economía moral ni el neoliberalismo; el justo medio es a donde debemos aspirar.

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