Este 20 de abril se llevó a cabo el primer debate entre las aspirantes a la gubernatura del Estado de México. Se enfrentaron Alejandra del Moral y Delfina Gómez ante la sociedad y atendiendo las preguntas de Ana Paula Ordorica. En forma, dos visiones de Estado y proyectos de gobierno se enfrentan. Pero en el fondo, existe un debate entre el PRI versus la síntesis del nuevo PRI (Morena).
La sociedad mexiquense se enfrentará a una de las decisiones más complicadas en su devenir histórico. Deberán escoger si continúan seis años más con el PRI, de siempre, el PRI de Atlacomulco o si prefieren el PRI de Texcoco, también conocido como MORENA. Realmente el debate de ayer no presentó ningún tipo de visión de Estado, propuestas reales, ni posiciones originales ante los problemas públicos. Más bien, estuvo lleno de descalificaciones, lugares comunes y soluciones mágicas.
Podemos también decir que ninguna de las candidatas destacan por su carisma o entendimiento del Estado. Alejandra del Moral carece de un sentido de autocrítica que quizás sí pudimos ver en la campaña de Peña Nieto en 2012. Lo que queda del priismo en el Estado de México debería realizar un ejercicio de aciertos y desaciertos de sus anteriores gestiones, pues han cometido pecados que han hecho destino. Por su parte, Delfina Gómez más allá de abanderar el discurso de eliminar la corrupción del PRI de más de 80 años en el Estado de México, no tiene la legitimidad moral para asegurar que eliminará la corrupción en el Estado.
Habría que preguntarnos qué pasaría en cada escenario. Si llega a ganar Alejandra del Moral, probablemente su gestión, como la de Del Mazo, carecería de legitimidad. Alejandra se convertiría también en un elemento decisivo rumbo a las elecciones de 2024, pues su estado será clave para llevar votos al candidato de Va por México. Finalmente, del Moral probablemente no representaría un cambio para las instituciones locales; es decir, habría continuidad. No obstante, si gana Delfina Gómez, lo más probable es que se aseguren las elecciones de 2024. Asimismo, el PRI quedaría disminuido a su más mínima expresión, sino es que llega a perder el registro, pues luego de perder el Estado de México ¿Qué tiene para ofrecer? absolutamente nada.