El lunes, 30 de enero, el Colectivo por México presentó en el Polyforum Cultural Siqueiros un documento titulado “Punto de Partida” con el cual perfilaron un nuevo proyecto de nación para México. Esta iniciativa gerontocrática está liderada por personajes conocidos y empolvados como el priista y ex candidato presidencial, Francisco Labastida; antiguos rectores de la UNAM, como José Narro y Francisco Barnés; y exfuncionarios públicos, como Clara Jusidman y José Woldenberg.
El Colectivo por México, suena como un novedoso transporte público capitalino si me preguntan a mí, muestra una nueva oposición al “Estado omiso, autoritario y militarista” de Andrés Manuel López Obrador. El “Punto de Partida” lamenta que la grandeza de México se haya visto eclipsada por el desplazamiento y la desaparición forzada, la violencia del crimen organizado, los homicidios de periodistas, el abuso de poder de los servidores públicos y la indiferencia del gobierno para con los pueblos originarios.
Sinceramente, el documento es un buen ejercicio para enumerar los problemas que acogen a México… desde hace varios sexenios. Resulta ser un diagnóstico carente de soluciones eficientes, frescas y creativas para los males que existen desde la juventud, y hasta madurez, de los líderes del Colectivo.
En la presentación a la sociedad del Colectivo, cual quinceañera, faltó un personaje elemental: Cuauhtémoc Cárdenas. Su ausencia desconcertó ya que su participación en el proyecto había sido notoria. El presidente Obrador, antiguo pupilo y compañero militante de Cárdenas, declaró que este colectivo sólo evoca el gatopardismo en México. Le dio un manotazo al ingeniero por sus nuevas amistades y rezó un ultimátum: “estás conmigo o estás con ellos” ¡oh! ¡Una disculpa! Corrijo: “estás con el pueblo o en su contra». En respuesta, Cárdenas publicó un comunicado, dubitativo y poco preciso, desconociendo su alianza. El antiguo caballero izquierdista dobló las manos ante Andrés Manuel.
Colectivo por México se presenta como un grupo diverso hambriento por justicia social y democracia… según. Es una amalgama de personajes de relevancia decadente y sin una clara ideología política, más allá de la oposición a las políticas obradoristas. Una democracia, en teoría, debería tener contraposiciones, diferentes perspectivas, para permitirle a la población la posibilidad de identificarse. Este colectivo no representa más que una ventana de participación a ex políticos que se rehúsan a dar espacio para nuevas ideas y nuevas dinámicas en el sistema de partidos.