Personaje de la semana: del 24 de noviembre al 1ero de diciembre.
“No es sorprendente que una era amenazada con la extinción termonuclear suspire con nostalgia por las épocas en que la diplomacia llevaba consigo castigos menos drásticos, en que las guerras eran limitadas y la catástrofe casi inconcebible. Tampoco es extraño en tales circunstancias que el logro de la paz se convierta en la mayor preocupación […]. Pero el logro de la paz no es tan sencillo como el deseo de la misma”.
Con estas palabras –que dan inicio a su tesis doctoral “Un mundo restaurado” (1954)– Henry Kissinger se incorporó a la palestra como intelectual público. Esta lapidaria frase nos ayuda a entender, aunque sea un poco, a un polémico personaje cuya vida –que llegó a los cien años– e impacto político y diplomático es inabarcable e irreductible en simples juicios y prejuicios ideologizados. Para comprender sus esfuerzos por la paz –muchas veces a través de métodos cuestionables– es importante situarnos en un momento histórico en el que existía un sistema internacional bipolar, en donde la amenaza de un apocalipsis nuclear entre el bloque soviético y los Estados Unidos de América era constante. Es en este marco en el que Kissinger, como secretario de Estado de los presidentes Nixon y Ford, logró estrechar vínculos diplomáticos con China y fungió como artífice de golpes de estado en países con gobiernos de izquierda en América Latina.
Pero el legado de Kissinger no se reduce a su controversial desempeño como secretario de Estado. Su herencia más trascendente pudieran ser las miles de páginas en donde nos invita a reflexionar sobre el arte de la diplomacia y el liderazgo político. Es, y seguirá siendo, un autor de cabecera para quienes estamos interesados en los asuntos públicos e internacionales.