Si algo hay que reconocer a Morena es que sabe cómo hacer un proceso interno partidista un verdadero show mediático. El viernes 10 de noviembre se anunciaron, con una tensión digna de sorteo de la lotería nacional, quienes encabezarán al partido en las nueve gubernaturas estatales. Finalmente, todos sabían que existía la posibilidad de que la candidatura no se llevara el candidato más competitivo por las cuotas de género que exigió el INE y validó el TEPJF. Fue así como cinco mujeres y cuatro hombres lograron la llamada coordinación estatal en defensa de la cuarta transformación.
Primero, no sorprende que Joaquín ‘Huacho’ Díaz (Yucatán), Javier May (Tabasco) y Margarita González Saravia (Morelos) ganaran las encuestas y por ende las coordinaciones. Se trata de los personajes más competitivos y que por varios meses estuvieron por amplia distancia en los primeros lugares de las casas encuestadoras a nivel estatal. Se trata de los candidatos naturales y que son más competitivos en las entidades que buscarán gobernar.
Segundo, Rocío Nahle (Veracruz), Alejandro Armenta, (Puebla) y Eduardo Ramírez (Chiapas) terminaron ganando por la mínima diferencia, pero ganaron. Son entidades altamente competitivas y que representarán un verdadero desafío para el partido. Finalmente, Clara Brugada (Ciudad de México), Claudia Delgadillo (Jalisco) y Alma Alcaraz (Guanajuato )terminaron con la coordinación por criterio de paridad de género, aún cuando la diferencia de Clara con Omar fuera de más de 15 puntos, la de Claudia con Carlos Lomelí fuera de 5 puntos y la de Alcaraz con Sheffield fuera de 1 punto.
Para bien o para mal este proceso terminó depurando al partido. Algunos aspirantes, como Ignacio Mier y Carlos Lomelí terminaron aceptando primeras senadurías de sus respectivos Estados. Pero otros como Antonio Pérez Garibay, aspirante a la gubernatura de Jalisco, anunciaron su renuncia y denunciaron presuntos favoritismos de Mario Delgado. También hay que señalar que en este proceso hubo corcholatas que ganaron y otras que perdieron.
El triunfo de Eduardo Ramírez y de Alejandro Armenta puede interpretarse como una victoria de Ricardo Monreal, pero la victoria de Clara Brugada en la CDMX definitivamente debilita a Claudia Sheinbaum. No resta mencionar que Adán Augusto y Marcelo Ebrard fueron los grandes perdedores de esta contienda, pues ninguno de sus alfiles logró coordinación alguna.
Un poco debilitados llegan los morenistas a 2024, los caminos de México dieron vuelta en u y los grupos políticos más radicales se afianzaron, dejando cada vez menos espacio político a los moderados del partido. Mientras tanto, los vecinos del frente (amplio por México) no logran un acuerdo para elegir a su candidato de unidad por la CDMX. Cada partido ha amagado con irse por su cuenta si no se logra un acuerdo político en el corto plazo. Todo parece indicar que el cierre será de fotografía entre Taboada y Rubalcava.