Llegó el 31 de marzo y con ello se cumplió el plazo para que el Senado de la República eligiera a los comisionados del INAI, obligación que no fue satisfecha. Para poner en contexto, la semana pasada el presidente de la República vetó los dos nombramientos que había realizado el Pleno de la cámara alta, correspondientes a Rafael Luna y Yadira Alarcón. Con esto, el Senado comenzó un segundo proceso de renovación, a la vez que cambiaba las reglas del juego para designar al comisionado que sustituya a Javier Acuña, que hoy culmina su periodo constitucional.
El día de hoy el INAI comienza una etapa de supervivencia y entra en un coma institucional. Que no pueda operar su Pleno por falta de quórum no necesariamente inhabilita al instituto, sin embargo, este perderá muchas de sus funciones elementales temporalmente; como presentar controversias constitucionales, recursos de revisión y coaccionar a instituciones públicas a apegarse a la norma de transparencia. Mientras los senadores de la República disfrutan unas muy merecidas vacaciones de semana santa, el derecho al acceso a la información y transparencia estarán expuestos a los abusos del poder.
Dejar sin comisionados al INAI deja ver cómo funciona el sistema político y jurídico mexicano. Pues algunos dirán que el veto presidencial se trata de un ejercicio de control constitucional, entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Sin embargo, no podemos negar que las reglas del juego constitucional están hechas para integrar – en la mayoría de los organismos autónomos – a personas afines a los intereses políticos del grupo en el poder y no a los mejores para el puesto o los funcionarios que garantizarían imparcialidad en sus decisiones.
En esta crisis institucional el Poder Judicial también está jugando un papel decisivo. Toda vez que los comisionados consiguieron suspensiones provisionales y que el INAI interpuso una controversia constitucional en contra del Senado, al Poder Judicial le corresponde imponer el derecho, donde la política no venció. Esperemos que esta semana santa culmine con un domingo de resurrección institucional.