En la madrugada del miércoles, en la Cámara de Diputados se aprobó en “fast track” el “plan B” de reforma electoral, tras el rechazo de la oposición a la propuesta de reforma constitucional. La oposición se quejó y dijo que se trató de un albazo legislativo, ya que fue aprobada en comisiones y votada en el pleno el mismo día de su presentación.
Morena tuvo que negociar con el PT para contar con su apoyo; la moneda de cambio: poder conservar el registro nacional si como partido local obtiene el 3% de los votos en la mitad más uno de las entidades en donde hubiesen elecciones concurrentes. La adición a la reforma es notoriamente inconstitucional, ya que la Carta Magna es clara en que para que un partido mantenga el registro debe lograr el 3% de la votación a nivel nacional.
La inconstitucionalidad incluso fue observada por el Ejecutivo, quien solicitó a los legisladores enmendar el error. El diputado Ignacio Mier reconoció el error y pidió a la Cámara revisora enmendarlo. Legislar con el hígado y apurados es una pésima fórmula.