La Suprema Corte de Justicia de la Nación es el máximo tribunal de nuestro país y está encargada de la última interpretación de la Constitución mexicana. Se trata del máximo órgano jurisdiccional y debe ser integrado por ilustres juristas que deberían buscar el mayor bien posible para los mexicanos; o al menos esa es la teoría que la respalda. No obstante, la realidad se impone siempre a la teoría y lo más común es que las y los ministros que han llegado a la SCJN, ni sean los mejores juristas ni busquen siempre el bienestar de todos los mexicanos.
Esta semana el Pleno del Senado de la República ejerció su derecho constitucional al rechazar la primera terna que envió el presidente de la República para sustituir al ministro Arturo Zaldívar. En la primera plana, participaron Bertha Alcalde Luján, Lenia Batres Guadarrama y María Estela Ríos González. No fue sorpresa que la primera terna fuera rechazada y cuestionada primero que nada por no cumplir con el criterio de idoneidad. Lo anterior en consecuencia de que María Estela, la consejera Jurídica de la Presidencia, según la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal tiene un cargo con nivel de secretaría de Estado, condición que la inhabilita para ser ministra de la Corte.
Tampoco es la primera vez que el Senado de la República le rechaza una terna al presidente de la República, esto ya había sucedido con la terna que llevó a la SCJN a la ministra Loretta Ortiz. A pesar de que esta administración ha tenido “la fortuna” de elegir a cinco ministros de la Corte, el primer mandatario cada vez presenta perfiles menos apegados al deber ser de un ministro del máximo tribunal.
Hoy, Andrés Manuel López Obrador presentó en su conferencia matutina la nueva terna que llegará al Senado para ser discutida en los siguientes 15 días, de ser posible. Bertha Alcalde Luján y Lenia Batres Guadarrama repitieron posición en la lista, pero se adiciona a Eréndira Cruzvillegas Fuentes, actual directora jurídica de la Secretaría de Cultura. Claramente el presidente envió un perfil más moderado y menos ideologizado al Senado de la República. Este envío puede tener dos lecturas: encontrar en Cruzvillegas un perfil de unidad que pueda ser negociado con la oposición, o volver a dividir el voto para que la terna sea rechazada y el presidente finalmente decida quién ocupará la silla vacante en la SCJN.
El deber ser y el ser del perfil de los ministros de la SCJN fue el debate primario en la discusión de la primera terna. No obstante, el Senado de la República debe considerar no sólo la afinidad política de cada una de las candidatas – misma que es evidente – sino pensar en quién sí podría ejercer el encargo de ministra de manera honrosa y decorosa. Como dijo el senador Ricardo Monreal en la sesión del miércoles 29, el Senado no debe ceder su facultad de elección y delegar esta responsabilidad al presidente.