El periodo de campaña ha terminado. El pasado jueves 1 de junio comenzó la veda electoral previa a la votación del domingo, donde el futuro de Coahuila y el Estado de México estarán por decidirse.
En el Estado de México dos candidatas se enfrentan por la gubernatura. Por un lado, la maestra Gómez, candidata de Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde, cerró su campaña pidiéndole al pueblo mexiquense que no venda su dignidad por dinero o una despensa. Por otro lado, Alejandra del Moral de Va por el Estado de México, tuvo un cierre bastante escandaloso después de que The Guardian y The Observer revelaran que el gobierno priista desvió, entre el 2018 y el 2022, aproximadamente 5 mil millones de pesos del erario público a empresas fachada ¿esto es la crónica de la muerte anunciada del dominio priista en el Edo Mex?
En Coahuila, los integrantes del Club de Toby empiezan a dar sus argumentos finales. El Partido del Trabajo retiró su apoyo a Ricardo Mejía para inclinarse por Guadiana. Yo también lo haría si mi candidato no dejará de autodenominarse “El Tigre” solo porque “se quiere comer a Morena” cuando ni Morena ni el PT lo quieren respaldar. Que oso.
Guadiana cerró al estilo Sheinbaum: con un concierto. El candidato de Morena amenizó el fin de su campaña con los Kumbia Kings mientras acusó a Riquelme y a Jiménez de amedrentar a sus simpatizantes en dicho evento enviando elementos de la Policía Estatal. Mientras que Manolo Jiménez, de la alianza PRI, PAN y PRD, se mostró bendito entre las mujeres dirigiendo un foro por la igualdad de oportunidad para las mujeres de Saltillo.
Lenin Pérez, de la Unidad Democrática de Coahuila y del PVEM, solo dijo en redes sociales que iba a ganar. No tiene pruebas de que la preferencia estatal se incline en su favor, pero tampoco dudas. En fin, parecería que cada loquito anda con su tema.
No debemos ver el cierre de campaña del Estado de México y de Coahuila como un evento de la politiquería. Es un importante diagnóstico que mide las preferencias de la población, qué mentiras o qué promesas estamos dispuestos a aceptar y a tomar. Es triste, parece que México no sale de la opción de “votar por el menor de los males y que Dios nos ampare”. Estos dos Estados son la ventana de análisis para el 2024 y esperemos que los mexicanos sepamos elegir bien.