El líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Moreno, y el coordinador de la bancada de este partido en el Senado, Osorio Chong no habían podido limar asperezas hasta ahora.
Toda buena telenovela necesita antecedentes. Alito Moreno siempre se ha visto envuelto en polémicas y estruendosos titulares. Es un personaje controversial que ha nadado fuera de la ortodoxia priista y, en muchas ocasiones, ha olvidado los intereses del partido.
Esta divergencia ha molestado a varios personajes dentro del partido tricolor, entre ellos, Osorio Chong. Es aquí donde presentamos a nuestro segundo personaje. Él tiene una gran experiencia política, fue secretario de gobierno de Hidalgo, secretario de Gobernación durante el sexenio de Peña Nieto y, ahora, es senador en el Congreso de la Unión. Es un personaje que ha abierto camino en las instituciones mexicanas… pero siempre recordando cual es el partido al que le debe fidelidad.
Entonces, nuestra trama se vuelve más interesante cuando tenemos a dos personajes tan antagónicos: un priista de hueso colorado y un priista que no sabe ser priista. El climax de esta telenovela ocurrió cuando Alito extendió su dirigencia en el partido y Chong, junto con otros priistas de abolengo como Ruiz Massieu y Madrazo, se opusieron a Moreno acusándolo de anteponer sus intereses a los del partido y, ultimadamente, generar una división en el partido.
En recientes episodios, vimos un claro enfrentamiento cuando Chong encabezó una reunión plenaria del partido, sin extender la invitación a Moreno, y que se suspendió cuando este se presentó. Estos roces se han presentado bajo el contexto del aplastante crecimiento de Morena en las preferencias de la población y dos importantes eventos electorales próximos a ocurrir: las elecciones estatales del 2023 y las elecciones presidenciales del 2024.
Chong y Moreno acordaron limar asperezas en un cónclave para decidir la agenda, los ideales y el perfil del partido para así construir una agenda legislativa fuerte. El PRI ya no es el partido hegemónico que durante muchos años definió la historia mexicana, el partido tricolor necesita replantearse quién es y hacia dónde va, pero esto no se puede hacer con divisiones en su seno. Se necesita de un nuevo PRI, fresco y unido para enfrentarse a Morena, bien dicen; renovarse o morir ¿lo logrará este antiguo partido? Siga con nosotros y espere el próximo episodio de este drama priista.