En este nuevo episodio de nuestra diva priista favorita, Alejandro “Alito” Moreno se ha visto nuevamente envuelto en polémica. Elementos de la Policía Ministerial, encabezados por el fiscal general de Campeche, Renato Sales Heredia, catearon 22 predios localizados en el fraccionamiento residencial Lomas del Castillo colindantes con la mansión del líder del PRI. La gobernadora Layda Elena Sansores San Román ingresó a una vivienda propiedad del arquitecto Juan José Salazar Ferrer, a quien ha acusado de ser prestanombres de Moreno.
El dirigente del partido tricolor afirmó que ninguno de los predios es de su propiedad y que estos sucesos son resultado de los berrinches de Sansores quien lo acusa de “enriquecimiento ilícito”. A Moreno ya se le hizo costumbre acusar de persecución política cuando alguien lo picotea, le pide explicaciones y transparencia. Primero, fue a la ONU a acusar a AMLO de este crimen, ¿con qué instancia internacional irá para buscar santuario de Sansores? No sé, pero ese cartucho ya se quemó.
Mi tía Sara siempre dice que cuando llueve en la CDMX, el tráfico se vuelve horrendo y la gente se embrutece. Me parece que es lo mismo en la política, las elecciones presidenciales generan que los hacedores de política saquen las garras y den zarpazos para robar la preferencia de los votantes.
La TEPJF declaró a Sansores como violentadora de género ¿con qué calidad moral puede acusar a Moreno de corrupto? Si se hunde, ya juró traer consigo a Moreno. No estoy diciendo que él no sea un crápula, como diría Juan Gabriel; “lo que se ve no se pregunta”. Pero, este tipo de historias y sucesos nos hacen ver algo que nos enoja como mexicanos: el cinismo.
El PRI está muerto, Alejandro Moreno representa el porqué, representa lo que a los mexicanos nos molesta del “antiguo régimen” y lo que nos empujó a buscar el cambio con el partido guinda. El cinismo, el mendigo cinismo.