El miércoles se inauguró el Cuarto Período Ordinario de Sesiones del Congreso de Unión en una asamblea accidentada. El incidente más polémico fue que el presidente de la Mesa Directiva, el panista Santiago Creel, no permitió el paso a la escolta militar al Salón de Plenos por estar portando armas. El Reglamento de la Cámara de Diputados prohíbe expresamente la entrada al recinto legislativo a personas armadas y faculta al presidente de la Mesa Directiva a velar por su inviolabilidad. A pesar de haber hecho cumplir la ley, los legisladores morenistas y políticos de este partido han criticado duramente a Creel, inclusive considerando la posibilidad de removerlo de la presidencia.
Pero las controversias esta semana han trascendido los conflictos entre el oficialismo y la oposición, ya que las divisiones al interior del PRI se han hecho aún más notorias y tensas. El 31 de enero, se realizó la reunión plenaria del Senado, misma a la que no fue invitado el presidente del PRI, Alejandro ‘Alito’ Moreno, quien pese a la omisión decidió presentarse. Al notar su presencia, el senador Osorio Chong concluyó la reunión e hizo notar la presencia no requerida de Moreno. Las tensiones al interior del PRI son muestra del debilitamiento del Revolucionario Institucional, que no ha sido capaz renovar su imagen ante la ciudadanía. De no resolver su crisis, se ve difícil que pueda desempeñarse a la altura de un partido de oposición. Tanto Chong como Moreno se comprometieron a dialogar para limar sus asperezas, por lo que se reunirán el 9 de febrero en la sede nacional del PRI.
Pese a estas dificultades, el Periodo Ordinario oficialmente inició. Los temas que marcarán la agenda en estos meses de actividad legislativa serán el Plan B electoral, la elección de consejeros del INE, los nombramientos de comisionados del INAI en el Senado, la Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación y la Ley de Ciberseguridad. Esperemos las y los legisladores cumplan sus compromisos y nosotros como ciudadanos comprometernos a vigilar su quehacer cotidiano.